El Intihuatana de Machu Picchu, una piedra ritual inca que ha capturado la imaginación de historiadores, arqueólogos y viajeros por igual. Este monumento no solo ofrece una vista hacia el ingenio astronómico y ceremonial de los Incas, sino que también es un testigo silencioso de los siglos.
Conéctate con la energía ancestral del Intihuatana en Machu Picchu y descubre los misterios y significados ocultos. En este blog, te enseñaremos todo lo que debes saber sobre el Intihuatana: su historia, su significado y cómo puedes experimentar su magia en persona.
El Intihuatana, una estructura monolítica de granito, funcionaba como un reloj solar y calendario astronómico para los incas. Esta escultura era una obra maestra de ingeniería, diseñado con precisión para rastrear el movimiento del sol. A través de las sombras proyectadas en su base, los incas podían determinar con exactitud los solsticios y equinoccios. Además, esta piedra también servía para calcular los ciclos agrícolas, lo que demuestra la avanzada cosmovisión inca y su profundo conocimiento de los ciclos solares.
Se ubica en la cima de una colina, formando parte del conjunto arquitectónico conocido como el Grupo Intihuatana, que incluye cuatro terrazas y dos recintos de tipo huayrana. Este lugar sagrado está situado en la parte alta de Machu Picchu, específicamente en el sector noreste de la Plaza Sagrada, cerca del Templo Principal y el Templo de las Tres Ventanas.
Para llegar al sitio sagrado, los visitantes deben ascender por una serie de escalinatas que parten desde la Plaza Principal de Machu Picchu, pasando por los templos mas importantes Templo Principal y el Templo de las Tres Ventanas. Este camino no solo es un ejercicio físico sino también espiritual, preparando al visitante para la experiencia en la cima.
El término «Intihuatana» provienen de dos palabras quechuas, Inti que significa Sol y huatana es amarrar o sujetar algo, en conjunto se traduce al español como «el lugar donde se amarra el Sol».
El nombre Intihuatana fue dado por el explorador estadounidense Hiram Bingham. Sin embargo, en 1946, el historiador Jhon Rowe sugirió que esta palabra podría ser de origen más reciente, posterior al periodo incaico, ya que no aparece en los vocabularios antiguos.
A pesar de esto, se tiene registro de la palabra en 1856, en la segunda mitad del siglo XIX. Federico Kauffman Doig, por su parte, argumenta que Intihuatana es más antigua, ya que en la obra Oricain, de aproximadamente 70 años antes, se menciona bajo la forma Yntiquatana, lo que indicaría su origen en tiempos prehispánicos.
El Intihuatana de Machu Picchu probablemente fue construido durante el siglo XV, en el apogeo del Imperio Inca, bajo el mandato de Pachacuti, quien expandió significativamente el Tahuantinsuyo.
Durante la conquista española, muchas estructuras incaicas fueron destruidas en un esfuerzo por erradicar las creencias indígenas por los extirpadores de idolatrías. Sin embargo, el Intihuatana ha permanecido prácticamente intacto, ya que los conquistadores españoles no llegaron hasta Machu Picchu, lo que permitió que esta pieza clave de la arquitectura incaica sobreviviera al paso del tiempo. Fue registrado en 1911, cuando Hiram Bingham descubrió Machu Picchu.
El Intihuatana es una escultura tallada en granito que surge directamente de la roca madre, con forma piramidal similar a un poliedro irregular. Su estructura está finamente pulida, cuenta con diversos planos y un perímetro de 8.60 metros, alcanzando una altura de 1.76 metros. Este monumento consta de cuatro caras, cada una orientada hacia los cuatro puntos cardinales, guiándose por las sombras que proyecta el sol.
De esta estructura pétrea emerge una columna tallada de forma cuadrangular, similar a un prisma, que se eleva hacia el cielo. Esta «aguja solar» mide 0.69 metros de alto, 0.55 metros de ancho y 0.39 metros de espesor. En la parte superior presenta una superficie plana con una inclinación de 13º, la cual podría simbolizar el poste o estaca (intihuatana) donde, según mitos, se «ataba» al sol para retenerlo.
El Intihuatana, un instrumento clave para los Incas, servía como calendario solar y observatorio astronómico. Su principal función era medir el tiempo a través de las sombras, lo que les permitía determinar con precisión las estaciones del año, esenciales para la planificación agrícola y las ceremonias religiosas.
Este reloj solar, ubicado en Machu Picchu, era utilizado para identificar los solsticios y equinoccios, como el del 21 de junio y el del 23 de septiembre, destacándose por su importancia astronómica.
Según F. Kauffman Doig, el Intihuatana de Machu Picchu cumplía una función vital para los antiguos peruanos, quienes debían enfrentarse a catástrofes climáticas, como el fenómeno de El Niño, que afectaba sus cultivos. Se utilizaba como recurso mágico para «prolongar» el día, especialmente durante las temporadas de siembra y cosecha.
Por su parte, Johan Reinhard sostiene que el Intihuatana representaba el Apu o montaña sagrada del Huayna Picchu, y además servía como observatorio astronómico para determinar los equinoccios.
La historiadora de arte Alba Choque Porras señala que este monumento es una de las más grandes expresiones del Tahuantinsuyo, basada en la abstracción de la Pachamama y la fertilidad, y debe ser apreciada desde una perspectiva integral de 360 grados.
En la cosmovisión Incaica el Sol era la principal deidad, por lo que el Intihuatana era una estructura de gran importancia, servía como una herramienta para determinar con precisión los solsticios y equinoccios. Estos eventos astronómicos eran clave para las ceremonias religiosas y el ciclo agrícola de los incas. La sombra que proyectaba esta escultura permitía a los sacerdotes identificar momentos cruciales en su calendario ceremonial.
Se cree que los Incas utilizaban el Intihuatana no solo para seguir el ciclo solar, sino también para realizar observaciones lunares y estelares, integrando estos cuerpos celestes en su cosmovisión y en la planificación de sus actividades agrícolas y rituales.
Es un monolito sagrado dedicado al dios Sol, utilizado en rituales y ceremonias en honor a esta deidad principal. Desde tiempos ancestrales, se cree que el monolito capta las energías del sol.
Se dice que este monolito, al recibir la luz del sol, transmite energía a quienes lo tocan, una creencia popular entre los visitantes. Además, otra piedra, llamada la Roca Sagrada, también irradia energía. Muchas personas llegan a la ciudad en busca de recargarse y conectarse con estos antiguos monumentos.