Pocos rincones del Valle Sagrado ofrecen una visión tan precisa de la relación entre geografía, economía y cultura como Maras. Este pequeño pueblo, enclavado a 3.300 metros sobre el nivel del mar y rodeado por la majestuosidad de los Andes cusqueños, es conocido por sus ancestrales salineras y su historia que atraviesa desde épocas preincaicas hasta el presente. Maras no es solo un destino turístico; es un ejemplo tangible de la adaptación humana a las condiciones del altiplano y de la continuidad de técnicas milenarias en pleno siglo XXI.
Ubicación geográfica y acceso a Maras
Maras se sitúa en la provincia de Urubamba, a unos 48 kilómetros al noroeste de Cusco. El pueblo se encuentra en una planicie elevada, con vistas privilegiadas hacia la cordillera Vilcanota y el nevado Verónica. Su localización no fue casual: este enclave permitió durante siglos el control sobre rutas comerciales que conectaban el altiplano con el valle y facilitó el desarrollo de actividades agrícolas y ganaderas debido a su clima seco y templado.
La mayoría de visitantes llega desde Cusco, bien sea por carretera asfaltada o mediante excursiones organizadas. Desde el cruce principal, un desvío conduce tanto al pueblo como a las famosas Salineras. El acceso es sencillo para quienes viajan en automóvil particular, pero también existe transporte público hasta el desvío, aunque moverse entre los diferentes puntos de interés requiere coordinación local o contratación de taxis comunitarios. Fuera del turismo convencional, aún hay quienes prefieren recorrer estos caminos a pie o en bicicleta, aprovechando las vistas abiertas y los caminos secundarios poco transitados.
Evolución histórica: Maras antes, durante y después del incanato
El poblamiento humano en Maras es anterior al dominio incaico. Investigaciones arqueológicas reconocen la presencia de grupos étnicos como los Kuyu Suyus y Anarmakas durante el periodo formativo (aproximadamente entre 800 a.C. y 200 d.C.), quienes aprovecharon los manantiales salinos para abastecimiento local e intercambio con otras comunidades andinas. Posteriormente, bajo el gobierno Inca, Maras se transformó en un centro administrativo vinculado al control territorial del Valle Sagrado.
En época colonial, tras la fundación oficial española alrededor de 1556, Maras experimentó una reconfiguración urbana. Se erigieron viviendas de adobe con portadas trabajadas en piedra caliza —algunas conservan inscripciones religiosas y escudos familiares— y se consolidaron estructuras comunales para almacenamiento de sal y granos. A diferencia de otros pueblos del área, Maras mantuvo cierta autonomía gracias a su producción salinera y a su rol intermedio entre Cusco y Urubamba. En el siglo XX, pese a las migraciones derivadas de crisis agrícolas o políticas internas peruanas, el pueblo nunca perdió su función central como recolector y comerciante local de sal.
Las Salineras de Maras: origen geológico y técnica ancestral
El atractivo más visible —y estudiado— de Maras son las Salineras. Se trata de un complejo formado por más de 4.000 pozos rectangulares excavados sobre la ladera occidental del cerro Qaqawiñay. Estas pozas recogen agua salada proveniente de un manantial subterráneo cuya alta concentración mineral tiene origen geológico: hace millones de años esta zona estuvo cubierta por el mar; al retirarse las aguas quedaron sedimentos ricos en sales que hoy afloran gracias al flujo constante del manantial.
El proceso productivo apenas ha cambiado desde tiempos preincaicos:
- El agua canalizada por acueductos precarios ingresa lentamente a cada poza.
- Bajo acción solar, el líquido se evapora gradualmente dejando tras sí costras blanquecinas formadas principalmente por halita (cloruro sódico).
- Una vez cristalizada la sal —proceso que puede tomar hasta cuatro semanas según estación— las familias recolectoras extraen manualmente los bloques o granos salinos para secado final, limpieza y posterior venta.
Cada poza pertenece tradicionalmente a una familia local; su administración sigue normas heredadas por generaciones. La recolección colectiva fortalece lazos comunitarios pero también impone reglas estrictas sobre reparto equitativo del recurso hídrico, mantenimiento colectivo del sistema e infraestructuras compartidas.
Importancia social y económica de la sal en Maras
No toda la producción salina tuvo —ni tiene— un destino igual: históricamente existía una diferenciación según calidad (blanca fina para consumo humano directo; oscura o “chaco” destinada a animales o intercambio menor). Durante siglos la sal de Maras formó parte esencial del comercio interestatal andino: era transportada en llamas hacia Paucartambo, Calca e incluso regiones selváticas donde constituía moneda de trueque por frutas amazónicas o maderas nobles. Testimonios recogidos entre habitantes mayores dan cuenta aún hoy de viajes familiares cargando sacos hasta mercados distantes.
A partir del siglo XX —con mejores vías terrestres e integración nacional— parte significativa de la producción se destina ahora al consumo regional (Cusco, Urubamba) mientras otra fracción abastece pequeños comercios turísticos especializados en productos tradicionales. Desde hace algo más de una década surgieron cooperativas que promueven prácticas orgánicas, evitan aditivos químicos e impulsan denominaciones protegidas para garantizar trazabilidad ante compradores externos.
Aunque sigue habiendo tensiones entre desarrollo turístico e intereses locales (por ejemplo: limitaciones recientes al ingreso directo a las pozas debido a contaminación accidental), la actividad sigue siendo uno de los pilares económicos fundamentales para un sector amplio del pueblo.
Cultura local: arquitectura tradicional y festividades propias
Mientras muchos visitantes se concentran en las Salineras, pocos dedican tiempo suficiente al casco antiguo del pueblo.
La arquitectura residencial destaca por sus muros anchos hechos con piedras locales amalgamadas con barro (adobe) cubiertos por techos inclinados de teja roja. Las portadas labradas —algunas datadas entre los siglos XVI-XVIII— presentan relieves religiosos católicos junto con iconografía prehispánica reinterpretada (“soles”, “espigas”, “cabezas antropomorfas”). Estas fachadas reflejan tanto resistencia cultural indígena como el sincretismo forzoso tras la evangelización colonial.
Cada año se celebran festividades específicas relacionadas con ciclos agrícolas o litúrgicos:
- Santiago Apóstol (25 julio): patrón católico asociado aquí a ritos precolombinos vinculados con lluvias o protección ganadera.
- Carnavales: donde cuadrillas barriales recorren calles bailando danzas híbridas (“Qhapaq Qolla”, “Tarpuy Raymi”) que mezclan música andina autóctona e instrumentos europeos traídos tras la conquista.
- Día de Todos los Santos (1 noviembre): ocasión para preparar panes especiales (“wawa”), ofrendar alimentos típicos como cuy asado o maíz sancochado frente a tumbas familiares e invitar chicha fermentada elaborada localmente.
Diversidad ambiental: clima estacional y paisaje agrícola
Maras exhibe características climáticas propias del altiplano surandino: estación seca marcada entre abril-septiembre donde predominan días soleados (máximos promedio cercanos a 21°C) y noches frías (SENAMHI Perú). Entre octubre-marzo se instala temporada lluviosa; campos circundantes reverdecen permitiendo siembras intercaladas de papa nativa (“peruanita”, “huayro”), cebada o habas según ciclo agrícola tradicional. La amplitud térmica diaria obliga a vestimenta abrigadora aun cuando haya sol radiante.
En las faldas orientales del pueblo existen pequeñas huertas familiares abastecidas por acequias históricas; hacia sectores elevados predominan pastizales naturales aptos para crianza ovina/caprina.
Ciertas áreas ambientalmente sensibles han sido protegidas tras acuerdos recientes entre autoridades locales/comunales para evitar erosión excesiva provocada tanto por turismo descontrolado como expansión urbana informal.
Este equilibrio precario entre tradición rural/productividad comercial/turismo patrimonial explica buena parte del paisaje actual observable desde accesos principales al pueblo.
Técnicas actuales y desafíos frente al turismo masivo
Pese al auge reciente del turismo internacional —notoriamente tras mejoras viales pos-201— buena parte del proceso productivo sigue siendo manual:
- Corte tradicional mediante palanas simples;
- Limpieza manual usando escobillas vegetales;
- Bolsitas llenadas in situ tras secado bajo techo comunitario;
- Peso/venta directa ante clientes o intermediarios certificados.
No obstante varios desafíos persisten:
- Crecimiento turístico acelerado sin infraestructura apropiada incrementa residuos sólidos cerca a pozos activos;
- Dificultades legales para regular ingreso/explotación ajena (casos recientes documentados por medios regionales muestran intentos externos por controlar sectores rentables);
- Tensiones generacionales respecto distribución hereditaria/compra-venta familiar;
- Diversificación limitada hacia actividades complementarias (artesanías textiles/ferias temporales) dado escaso apoyo institucional continuo fuera temporadas altas.
Diferencias clave entre Maras y Moray: comparación arqueológica y funcional
A menudo ambos nombres aparecen juntos en itinerarios turísticos aunque representan realidades distintas:
Maras: núcleo habitacional activo cuya principal riqueza reside en explotación sistemática/mancomunada de manantiales salinos.
Moray: complejo arqueológico ubicado aproximadamente 7 km hacia el oeste; consiste en terrazas circulares concéntricas construidas por incas posiblemente como laboratorio experimental agrícola (microclimas diferenciados permiten observación cultivo-maíz-papa-coca-habas bajo condiciones artificiales).
Mientras Moray recibe visitas guiadas centradas casi exclusivamente en explicación arqueológica/tecnológica incaica,
Maras continúa funcionando como comunidad viva donde paisajes productivos dialogan cotidianamente con prácticas sociales heredadas.
Nuevas formas productivas: emprendimiento local e impacto globalizado
Maras, lejos de fossilizarse como “museo viviente”, ha visto surgir nuevas iniciativas emprendedoras:
- Cafeterías administradas por jóvenes retornados desde ciudades mayores ofrecen menús basados íntegramente en insumos regionales;
- Puestos temporales venden productos derivados poco promovidos previamente (sal saborizada mediante hierbas nativas secadas artesanalmente);
- Talleres textiles revalorizan técnicas precolombinas adaptando colorantes vegetales obtenidos tanto dentro como fuera ecosistema inmediato;
- Mujeres agricultoras han organizado ferias estacionales donde comercializan tubérculos selectos certificados orgánicos ante compradores externos;
- Pilotos comunitarios buscan establecer rutas cortas (trekking/autoguiado rural) que diversifiquen ingresos reduciendo dependencia excesiva frente fluctuaciones turísticas internacionales.
Mitos locales alrededor del origen sagrado del agua salina
No faltan relatos orales sobre aparición milagrosa del manantial principal alimentador.
Algunos ancianos narran cómo Pachamama (madre tierra) afloró lágrimas salinas ante sequía ancestral;
otros vinculan surgimiento repentino con castigo divino tras infracción comunal injustificable.
Estas versiones varían según narrador/barrio/familia pero cumplen función social crucial:
refuerzan sentido colectivo pertenencia frente recurso limitado/estratégico,
legitiman control compartido bajo lógica solidaria
y explican persistencia rituales anuales invocando protección futura frente riesgo agotamiento fuente primaria.
Sostenibilidad futura: retos ambientales, sociales y culturales en Maras
Ningún modelo económico-cultural está exento de fragilidades.
El crecimiento demográfico reciente añade presión sobre sistemas ancestrales diseñados para poblaciones menores.
Sequías cíclicas asociadas cambio climático reducen caudal manantial afectando tanto calidad final producto
como disponibilidad agua agrícola paralela.
Migraciones juveniles recurrentes debilitan transmisión generacional saberes prácticos
(si bien algunos retornan tras estudios universitarios buscando alternativas viables dentro comunidad).
Por ello debates internos abordan posibles estrategias:
- Ajustar normativas internas evitando sobreexplotación pozos marginales;
- Pactar límites claros respeto visitantes guiados vs independientes;
- Apostar progresivamente por certificaciones ambientales externas mejorando posicionamiento ante mercados gourmet nacionales/internacionales;
- Sostener red intergeneracional transmisión oral/práctica evitando ruptura definitiva ecosistema cultural/humano propio Maras actual.
Preguntas Frecuentes
- ¿Cuándo comenzaron a explotarse las Salineras de Maras?
Existe consenso académico en que las Salineras fueron utilizadas desde tiempos preincaicos; distintos estudios arqueológicos sitúan sus orígenes alrededor del primer milenio d.C., mucho antes del Imperio Inca. Sin embargo, fue bajo administración incaica cuando aumentó su importancia económica regional debido al comercio intensificado con otras provincias andinas cercanas. - ¿Puede cualquier persona trabajar una poza en las Salineras?
El sistema tradicional dicta que cada poza pertenece a una familia heredera registrada dentro comunidad local. Es posible acceder temporalmente mediante acuerdos privados o compra legal reconocida por la asociación comunal responsable. No existe figura habilitada oficialmente para explotación directa ajena sin autorización comunitaria previa explícita. - ¿Se permite ingreso directo a todas las pozas?
Desde hace algunos años parte importante del área activa está restringida al tránsito peatonal externo debido riesgos sanitarios asociados contaminación accidental e incremento brusco visitantes no regulados. Existen miradores acondicionados permitiendo observación segura sin afectar proceso productivo ni estructura interna sistema hidráulico tradicional vigente actualmente. - ¿Está certificada orgánicamente toda la sal producida?
No toda la producción posee certificación formal orgánica internacional ya que ello depende procesos adicionales exigidos mercado externo especializado; sin embargo varias cooperativas locales han iniciado trámites respectivos para garantizar condiciones naturales extracción/sin aditivos químicos persistentes especialmente orientada exportación selectiva gourmet fuera Perú. - ¿Hay prácticas culinarias únicas asociadas exclusivamente a Maras?
Si bien existen platos generales compartidos Valle Sagrado (como cuy asado o maíz sancochado), familias locales emplean preferentemente su propia sal blanca fina otorgando sabor distintivo carnes/papas hervidas/sopas diarias aunque recetas específicas suelen variar casa por casa según procedencia familiar costumbres transmitidas oralmente generación tras generación.