Moray es uno de los sitios arqueológicos más complejos e intrigantes del Valle Sagrado de los Incas. Su diseño circular y sus terrazas a diferentes profundidades han generado preguntas y teorías sobre el conocimiento agrícola, ingenieril y social de las civilizaciones que lo habitaron y transformaron, particularmente durante el periodo incaico.
¿Dónde está Moray y cómo es el entorno?
Ubicado a unos 3,500 metros sobre el nivel del mar, Moray se encuentra aproximadamente a 50 kilómetros al noroeste de la ciudad de Cusco, en el distrito de Maras, provincia de Urubamba. La zona forma parte de una meseta ondulada entre los valles altoandinos, donde predominan paisajes abiertos, campos agrícolas tradicionales y pequeñas comunidades que aún mantienen formas de vida vinculadas con la tierra.
El acceso principal parte del pueblo de Maras, conocido también por sus salineras. Desde allí, un camino afirmado conecta con el complejo arqueológico. El clima es templado-frío; la temporada seca (entre abril y octubre) ofrece cielos despejados, mientras que la época de lluvias (noviembre-marzo) transforma el paisaje en una extensión verde y fértil. Las temperaturas típicas oscilan entre 5°C por la noche y 21°C durante el día, aunque pueden presentarse variaciones notables según la estación.
En días despejados, desde Moray se observan nevados icónicos como el Chicon y la Verónica. El entorno rural circundante está dominado por cultivos rotativos de papa, cebada y quinua, evidenciando la continuidad agrícola en la región. Algunos visitantes coinciden en que el ambiente ayuda a comprender mejor por qué los incas eligieron este lugar para sus experimentos agrícolas.
Origen histórico y contexto cultural de Moray
No existe consenso absoluto sobre cuándo empezó a ser utilizado Moray, pero investigaciones arqueológicas sugieren una cronología que abarca desde etapas anteriores al apogeo inca hasta su máxima explotación bajo dominio del Tahuantinsuyo (siglo XV-XVI). Evidencias cerámicas halladas en los alrededores permiten situar ocupaciones tempranas posiblemente vinculadas con etnias como los Kuyu Suyus o Anarmakas; sin embargo, los trazos arquitectónicos principales corresponden claramente al periodo incaico.
Moray no fue una urbe residencial ni un centro ceremonial convencional. Su importancia deriva del extraordinario sistema de terrazas en forma de anfiteatro circular descendente. Estas terrazas muestran muros sólidos construidos con piedras labradas e incluyen sistemas de irrigación subterránea que regulaban la humedad y favorecían el desarrollo vegetal en las distintas plataformas. Esta funcionalidad apunta a un enfoque experimental: los incas estudiaron cómo distintas condiciones microclimáticas afectaban cultivos específicos.
Para las comunidades andinas actuales, Moray sigue siendo símbolo del ingenio agrícola ancestral. Locales organizan ocasionalmente rituales ligados al calendario agrícola tradicional (como pagos a la Pachamama), aunque el sitio mismo ya no es usado para agricultura productiva sino para estudios e interpretación turística.
Estructura arquitectónica y funcionamiento técnico
La característica más llamativa son las terrazas circulares concéntricas. La mayor depresión alcanza una profundidad cercana a 30 metros respecto al nivel superior; cada círculo sucesivo desciende formando anillos escalonados mediante muros de piedra cuidadosamente ensamblados. Estos muros retienen tierra traída expresamente desde otros lugares, lo que indica trabajo planificado y multidisciplinario.
Un aspecto técnico relevante es la diferencia térmica entre las plataformas superiores e inferiores: las mediciones modernas registran hasta 15°C de variación. Esta amplitud térmica permitía simular condiciones ambientales diversas—desde climas subtropicales hasta zonas frías altiplánicas—en un solo espacio físico controlado.
Los sistemas hidráulicos originales incluían canales ocultos bajo piedra que drenaban el exceso de agua hacia subsuelos permeables o reservorios naturales. Es frecuente notar cómo las terrazas aún presentan buen drenaje pese al paso del tiempo; esto ha sido objeto de estudio por parte de arqueólogos e ingenieros agrícolas contemporáneos interesados en técnicas ancestrales sostenibles.
Finalidad agrícola: hipótesis y certezas actuales
A diferencia de otros complejos incas orientados a la administración o culto religioso, Moray destaca como posible centro experimental para aclimatación y mejoramiento genético vegetal. Los registros etnohistóricos indican que los incas manejaron una diversidad agrícola sin precedentes en América precolombina; lograron adaptar decenas de variedades de maíz, papas y otras plantas andinas para soportar distintos pisos ecológicos.
En Moray se ha identificado polen fosilizado correspondiente a especies propias tanto de tierras altas como bajas. Esto refuerza la idea de que aquí se probaban especies antes de distribuirlas a otras regiones del imperio o facilitar su intercambio entre pueblos sometidos o aliados.
Algunos ingenieros agrónomos modernos han replicado procesos similares en experimentos actuales para rescatar variedades nativas perdidas debido a la erosión genética causada por monocultivos comerciales. Así, Moray inspira proyectos de bioprospección y conservación agrícola contemporánea.
Técnicas constructivas: ingeniería inca aplicada en Moray
Construir un complejo como Moray demandó conocimientos avanzados no solo en agricultura sino también en ingeniería civil e hidráulica. La estabilidad estructural frente a lluvias torrenciales estacionales requería cálculos precisos para evitar deslizamientos o acumulaciones problemáticas de agua.
Se ha observado que los muros exteriores están inclinados ligeramente hacia adentro—aumentando su resistencia—y que la base incluye capas alternadas de grava gruesa y arena fina para optimizar drenaje interno. Algunas terrazas conservan canales visibles tallados directamente en bloques líticos mayores.
Tampoco debe pasarse por alto el trabajo comunitario necesario para mover grandes volúmenes de tierra desde otras zonas agrícolas cercanas (por ejemplo, parcelas colindantes a Chinchero), así como la coordinación inter-ayllus (unidades familiares extendidas) que probablemente participaron mediante sistemas rotativos similares a la mita incaica (trabajo colectivo obligatorio).
Relación entre Moray y otras tecnologías andinas preincaicas e incas
El uso intensivo de terrazas no era exclusivo ni original solo en Moray; muchas culturas andinas anteriores desarrollaron variantes adaptativas ante limitaciones topográficas extremas. Sin embargo, ningún otro sitio conocido reúne tal número de variables microclimáticas controladas dentro de estructuras concéntricas tan profundas como aquí.
Comparativamente, las andenerías agrícolas del Valle Sagrado (Pisac, Ollantaytambo) priorizaban maximizar superficie productiva aprovechando pendientes; Moray aplicaba ese principio pero reorientándolo hacia experimentación selectiva bajo parámetros casi científicos para su época.
Algunos investigadores sugieren vínculos simbólicos con cosmovisiones andinas sobre círculos concéntricos representando niveles del mundo o ciclos vitales; sin embargo, estas interpretaciones deben considerarse especulativas salvo cuando aparecen sustentadas por tradición oral local reconocida.
Papel actual: turismo responsable e investigación científica moderna
El auge turístico reciente ha situado a Moray entre los destinos más visitados tras Machu Picchu dentro del circuito Cusco–Valle Sagrado–Maras–Moray. Autoridades culturales locales han implementado rutas peatonales delimitadas para proteger terrazas vulnerables ante erosión provocada por pisoteo masivo.
Proyectos arqueológicos recientes impulsados por universidades peruanas (como la UNSAAC) colaboran con expertos internacionales analizando suelos antiguos mediante técnicas isotópicas avanzadas para identificar restos orgánicos microscópicos asociados a cultivos históricos. Estas investigaciones aportan datos concretos sobre prácticas agrícolas antiguas aplicables incluso hoy ante desafíos climáticos actuales.
Comunidades campesinas cercanas participan activamente mediante venta directa de productos autóctonos—especialmente variedades nativas seleccionadas históricamente—y servicios turísticos guiados bilingües (quechua-español). Este modelo busca equilibrar preservación patrimonial con beneficios económicos directos para pobladores locales.
Cómo visitar Moray: consejos logísticos prácticos
El acceso más utilizado parte desde Cusco vía terrestre hasta Maras (por carretera asfaltada); desde allí, una vía afirmada conecta con Moray. Existen opciones variadas según presupuesto:
- Tours organizados: Incluyen transporte ida-vuelta desde Cusco/Urubamba con guía especializado.
- Transporte público: Colectivos hasta Maras seguidos por taxis comunitarios o caminatas cortas.
- Alquiler privado: Recomendada si se planea recorrer otros sitios cercanos como las Salineras.
No existe infraestructura hotelera dentro del sitio; alojamientos están disponibles principalmente en Maras o Urubamba (desde hostales familiares hasta hoteles boutique rurales). Conviene llevar agua potable propia y protección solar debido a radiación acentuada por altitud.
Diversidad biológica: especies vegetales asociadas históricamente con Moray
Investigaciones arqueobotánicas han permitido identificar rastros polínicos correspondientes a especies cultivadas tradicionalmente en diferentes pisos ecológicos andinos —principalmente papa (Solanum tuberosum) y maíz (Zea mays). También hay evidencia indirecta del cultivo experimental de cañihua (Chenopodium pallidicaule) y quinua (Chenopodium quinoa). Además, algunos estudios apuntan que ciertas variedades ahora raramente vistas fueron adaptadas primero aquí antes de expandirse hacia zonas más lejanas del imperio incaico.
No se dispone actualmente de listados exhaustivos públicos sobre todas las especies involucradas históricamente; sin embargo, labores recientes incluyen inventarios parciales orientados al rescate genético agrícola local.
Es común encontrar agricultores cercanos cultivando “papas nativas” —variedades multicolores—que utilizan técnicas heredadas ancestralmente para rotar cultivos adaptándose al clima cambiante.
Cambios estacionales y su efecto en el paisaje y actividades locales
Cada estación modifica notablemente la experiencia visual y práctica alrededor de Moray. Durante temporada seca predomina un tono amarillento dorado sobre praderas circundantes; algunas visitas coinciden con fiestas patronales rurales donde campesinos visten atuendos tradicionales confeccionados localmente.
Bajo lluvias intensas todo reverdece rápidamente; es común ver pastores llevando rebaños pequeños bordeando terrazas mientras mujeres siembran hortalizas cerca del pueblo.
Las fluctuaciones climáticas recientes —vinculadas al cambio climático global—han llevado comunidades locales a recuperar saberes ancestrales para prever heladas inesperadas o periodos secos prolongados usando señales naturales e indicadores astronómicos empíricos propios.
Relevancia cultural: Moray en la memoria colectiva contemporánea
Moray sigue ocupando un lugar especial tanto entre académicos como habitantes regionales. Diversos proyectos educativos involucran excursiones escolares guiadas donde niños aprenden directamente sobre ingeniería preindustrial local.
Festividades agrícolas incluyen ocasionalmente representaciones teatrales populares simulando antiguos experimentos agronómicos —una manera efectiva para transmitir valores colectivos sobre respeto ambiental e ingenio humano.
Algunas familias residentes conservan relatos orales transmitidos sobre ancestros dedicados al traslado manual de tierras fértiles hacia las terrazas hace varias generaciones.
Mitos populares e interpretaciones alternativas sobre Moray
A pesar del consenso académico respecto al carácter experimental-agrícola central del sitio,
existen relatos alternativos recogidos entre lugareños:
algunos ven las depresiones circulares como “ojos” simbólicos conectados con fenómenos celestes (“el ojo grande mira el cielo”, dice un dicho local); otros vinculan formas geométricas con representaciones mitológicas olvidadas.
No hay pruebas materiales suficientes que respalden estas lecturas aunque forman parte apreciada del folclor regional.
En años recientes ciertos autores turísticos malinterpretaron estos relatos proponiéndolos erróneamente como hechos históricos—práctica desaconsejada desde enfoques científicos rigurosos.
Nuevas perspectivas científicas sobre conservación ambiental
Científicos modernos han destacado el valor único de Moray como banco vivo para estudios comparativos sobre cambio climático andino:
Mediciones continuas en suelos antiguos permiten reconstruir patrones hidrológicos centenarios útiles ante fenómenos actuales como sequías intensificadas o desplazamientos altitudinales forzados por calentamiento global.
Organizaciones peruanas trabajan junto con equipos internacionales evaluando impactos potenciales derivados del turismo masivo,
buscando equilibrio sostenible mediante regulación estricta del flujo anual visitante,
programas educativos comunitarios
y monitoreo satelital preventivo frente erosión acelerada.
Perguntas Frecuentes
- ¿Es posible acceder libremente a las terrazas circulares interiores?
No se permite caminar por las terrazas circulares interiores debido al riesgo estructural y protección patrimonial. Solo se puede observar el conjunto desde miradores alrededor habilitados especialmente para visitantes. - ¿Qué tipo de vestimenta conviene llevar para visitar Moray?
Dada la altitud y exposición solar intensa incluso durante meses fríos, es recomendable ropa ligera pero cubridora, sombrero o gorra amplia, gafas oscuras UV y bloqueador solar resistente al sudor. - ¿Existen servicios básicos dentro del complejo arqueológico?
No hay restaurantes ni hospedajes dentro de Moray; solo servicios higiénicos básicos cerca del ingreso principal. Tiendas pequeñas están disponibles en Maras o Urubamba. - ¿Se puede visitar Moray junto con otros sitios el mismo día?
Sí. Una ruta típica incluye Maras (salineras), Moray y Ollantaytambo u otros puntos relevantes del Valle Sagrado siguiendo circuitos turísticos recomendados localmente. - ¿Cómo contribuyen los ingresos turísticos al bienestar local?
Parte significativa se reinvierte vía programas municipales rurales destinados a mejoras comunales,
restauración arqueológica participativa
y capacitación bilingüe p/guías jóvenes oriundos.
Esto fomenta desarrollo inclusivo respetando intereses patrimoniales colectivos.